jueves, 4 de marzo de 2010

04 III 10

Pus hoy me paso la belleza de la vida por el culo: ando que me hierve la sangre. No puedo ni ver claro me tiembla el pulso,pierdo los semáforos, me descuido ante cualquier despiste y francamente no quiero ni puedo concentrarme en nada. No ando enojada, no es que odie la felicidad pero en serio, podría yo estar exhuberantemente feliz.
Brrr, me caga, me castra, me molesta, me encrespa hasta las uñas. Me mordí hasta los botones. Me encapricho cuando me quito la blusa y bajo el cierre de la falda, hago una mueca cuando siento el agua tibia en la espalda. Un roce de las manos correctas sobre el talle pueden desatar una serie de descargas eléctricas que me tatúan desde el cuello en la nuca, bajan raudos rodeando la cadera y ceden imposibles, tercos, al llegar a la entrepierna.

Sí ya lo decían por ahí, una no es ninfómana, sólo romántica. Pero bueno, todas sabemos que las mejores rosas son las que se huelen después entre sábanas. Ni que hablar de ese dolor de un día después: sentarse es volver a vivir.Nadie alaba a aquella que siempre anda bien arreglada y feliz, pero no anduviera ya de malas por que las quejas se dejan oír.

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