Es muy triste la tarde, esta tarde
y más larga, el agua del mar,
desde que veo el agua que arde
en la que ando sin saber nadar.
El agua que me llega a los ojos,
el hambre me da de comer,
un sueño que sueño y que mata
a quien tampoco ya puede beber.
Y si fuera la orilla, la risa,
rito perdido más que verdad
una puerta fantasma que sueña
y un poco de rancia maldad
que se mece y se mueve, se ríe
lejos y más lejos del mar
se alarga se mece y me dice
que nade sin poderla tocar.
Soy fantasma que no habla no dicta,
sólo nada y mira y se va
se va sin moverse ni un dedo
se va sin saber si vendrá.
Es la orilla un mito, una sombra
de un futuro que va para atrás
somo barcos, más bien balsitas
hojitas que caen en el mar
Somos hojas y mil hormiguitas
cantando la canción que me trae
la certeza de que no hay orilla
sólo tormenta y un vaso de sal.
No hay orilla, una historia, mentiras
mentiras del dueño del mar
del que en un el mar revolcado
el miserable sin culpa sale a pescar.
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