miércoles, 24 de julio de 2024

24072024

 La nostalgia es mi enfermedad favorita

siempre me ha llamado a su dicha

me cuenta cuentos que ya oía

desde antes de que fuera una trivia.


Me tumba en cama y me hace llorar

con fotos de antaño para suspirar

mil caminos que volver a andar

e ideas que eran pero ya no están.


Me contagia a veces una canción

un verso suelto de algún rincón

que surge y viene sin invitación

para llenarme de lo que fue vieja mansión.


Al través de los años cada tanto oigo sus pasos

que me salen de entre sombras y abrazos

olores que me sorprenden al repaso,

que secaron a la sombra tantos faros


Me enferma la nostalgia una tarde cualquiera

y se me cae encima la niebla

de lo que fue y ya no será ni quimera

ni sorpresa ni algo diferente a lo que fuera.


Y me lloran los ojos y me sangran las venas

con cuentos que me cuento con sendas,

que se han borrado tras las penas

que lloré y lloré después de mil fiestas.


Se me corta el cuerpo del desazón

de pensar tanto que quiso este corazón

que al recordar siempre que aquel dolor

que por mucho que pasa siembre siempre

para retumbar con mucho y sucio clamor


de monstruos y errores malvividos,

de amores queridos y perdidos,

de migas que fueron ya sin ser

y de cosas que ya no puedo tener.


Por eso guardo cama y me repito

que de tanto amor nadie ha morido

que más flores hay hoy en el jardín

de las que ayer pensé algún día vivir.


domingo, 21 de julio de 2024

220724

Se revuelve intranquila la ausencia
de un no sé, qué sé yo que no está,
que se fue una tarde sin miedo,
sin saber que ya no volverá.

Se me fue una tarde sin nombre,
sin día, sin fecha sin más.
No avisó, no me dijo ni un eco
de aquello que llevó sin piedad.

No recuerdo si era día o era noche,
si fue tarde o mañana tal vez
si fue un lunes o tal vez un encanto
que nunca me dejó revolver.

No sabré nunca qué era ni qué sería
su nostalgia es susurro y vaivén,
su recuerdo no tiene palabras
su sombra no se puede beber.

No sé si es nostalgia o mil versos 
de mil veces de él que no fue,
si es recuerdo sólo que no queda
o si son miles que hay que perder.

Se me fue una tarde sin nombre,
se me fue sin dejarme saber
que perdía esa tarde sin fecha
mil cosas que siempre querré.

Era anhelo, sueños o quimeras
de futuros en los que no quiero perder
esta sombra que habita en mi fuego 
y que siempre me hace roer.


Era paz de una noche y silencios
que no matan, no juegan sin ver
que me llevan sin duda al infierno
de el que nunca he sabido volver.

Se me fue la tranquilidad de la ausencia
de la noche que me hace temer
que hoy me mata, me llena de penas
sin saber que no quiero tejer.

Quedan solamente horrores
que me acechan a esta hora sin paz
que me llenan de diablos los odres
de monstruos y falacias sin faz.

Estas noches que me saben a tumba
cada noche que me vienen a ver
las visitas de mil sombras diarias
que me quieren las venas romper.

Y las noches que mil monstruos habitan
no son sombras que se fueron y ya
son mil dientes que en mi carne palpitan
con la certeza de que ya morirán

Me llenan los dientes de frío
me hieren los pasos sin fe
con el miedo certeza que habito
un bosque que no da qué comer.

Y mis manos retiemblan furiosas
porque el miedo me come la paz
que no supe ver esa otrora
que nunca sin ser volverá

Y mis penas me lloran llorosas
como al muerto que fue sin poder
recordad nuncamenta las rosas
que en su lecho qusieron ceder.

Que sean mil tormentas la roca
que me vienen sin saber florecer
que me mate ahora la poca
certeza de que no siempre podré


Que me lleve la noche esta noche
que más yo no quiero perder
se ha llevado mis fuerzas ella toda
la que nada y no supo ceder.







martes, 16 de julio de 2024

160724

 Sembré una flor en cada herida

de tanta herida, sembré un jardín

de ese jardín nace una dicha

que aunque es dicha y no pena, 

no siempre sabe cómo reír.


Con este llanto que es de alegría

y esta flor, de este jardín,

me cuido y me desvelo

oliendo plásticos y jazmín.


Porque tanto mi dicha, como mi pena

siempre están juntas sin dirimir

sin separase ni reprocharse

siempre juntitas en el jardín.


Y con mil flores, de mil heridas

decanso frágil en mi jardín

porque tanto las flores como las penas

igual me hacen soñar a morir.


Que son mis flores todas juntitas, 

en los mil ramos de mi jardín

que me recuerdan que de estas penas

igual pude volver a vivir.


Y con lágrimas riego sus hojas, 

con mis manos revuelvo su paz

y con gusto cuido los brotes

de alegrías que ya nacerán.


Porque con flores de tantas heridas

un prado llegué a cubrir

un campo que es mi refugio 

en el que llegar a dormir.


Llegar a descansar la frente, 

a oler y a sentir el dulzón

sabor de mil flores que el aire

riegan sin pena con su verdor


y se llenan de vida y de ojos

que ansían el suave fulgor

de tantas flores que bailan

como si no fueran ellas dolor.


Dolor que ya murió y ahora baila

mil llantos y una canción

que se repite tranquila y sonríe

viedo tanta, tantísima flor.

160724

Es muy triste la tarde, esta tarde

y más larga, el agua del mar,

desde que veo el agua que arde

en la que ando sin saber nadar.


El agua que me llega a los ojos,

el hambre me da de comer,

un sueño que sueño y que mata

a quien tampoco ya puede beber.


Y si fuera la orilla, la risa,

rito perdido más que verdad

una puerta fantasma que sueña

y un poco de rancia maldad


que se mece y se mueve, se ríe

lejos y más lejos del mar

se alarga se mece y me dice

que nade sin poderla tocar.


Soy fantasma que no habla no dicta,

sólo nada y mira y se va

se va sin moverse ni un dedo

se va sin saber si vendrá.


Es la orilla un mito, una sombra

de un futuro que va para atrás

somo barcos, más bien balsitas

hojitas que caen en el mar


Somos hojas y mil hormiguitas

cantando la canción que me trae

la certeza de que no hay orilla

sólo tormenta y un vaso de sal.


No hay orilla, una historia, mentiras 

mentiras del dueño del mar

del que en un el mar revolcado

el miserable sin culpa sale a pescar.