miércoles, 16 de julio de 2014

Diario mágico "El Profeta" del 8 de julio de 2014.

Hace poco más de una semana, el ocho de julio, J. K. Rowling publicó un nuevo texto sobre el futuro de los integrantes del Ejército de Dumbledore. El fragmento de "El Profeta" firmado por Rita Skeeter, reina del chismorreo en el mundo mágico, reveló detalles sobre la vida adulta de los que podrían ser los personajes literarios más célebres de los últimos años: los integrantes de El Ejército de Dumbledore.
Los comentarios y las polémicas sobre las posibles "intenciones ocultas" detrás de la publicación del artículo no se dejaron esperar: desde la posible publicación de una continuación de la saga, el que fuera un recurso para elevar la popularidad de su página (lo que repercutiría en el aumento del valor monetario de ésta) o el deseo de la escritora de gozar de nuevo del reconocimiento mediático.
Como sea, el evento provocó revuelo entre los grupos de seguidores y pronto fue titular de todo tipo de publicaciones: revistas de moda, sociales, noticieros internacionales así como muchos otros foros que no tenían relación directa con el tema y que aún así no pudieron salvarse  de la histeria colectiva.
Más allá de cuáles fueron los motivos que llevaron a Rowling a retomar la historia que la hizo multimillonaria, lo cierto es que permitió a sus lectores ser parte de un fenómeno ficcional sin precedentes.
La literatura implica un tiempo ficcional indefinido que puede ser anterior, simultáneo o futuro pero cuya cualidad principales es justamente esta indefinición en alguna medida (excepto en casos como el de las novelas históricas). Esta indefinición es consecuencia de la naturaleza propia de la ficción que apela a un tiempo-espacio más o menos vago en función de la verosimilitud y para favorecer que los hechos narrativos se intrinquen más fácilmente. Entre más definido sea el tiempo más difícil es tejer los hechos ficticios (volvamos al ejemplo de las novelas históricas).
A la vaguedad del tiempo discursivo, hay que agregar el de la enunciación. Desde la novela por entregas, los textos tardan más o menos tiempo en llegar a las manos de sus lectores. Los blogs y otras fuentes digitales permiten que este tiempo se minimice pues puede ser leído justo después de ser producido, sin embargo, ello sólo salva de nuevo sólo una de las dos distancias temporales. Tanto en un caso como en el otro, no se lee "en tiempo real" sino en tiempos diferentes que se salvan por medio de la experiencia de lectura: no importa que Los Miserables haya sido escrito en el siglo XVIII ni que se ubique durante la Revolución Francesa, al leerlo uno está ahí, en ese tiempo y en ese lugar.
Empero, hace ocho días, lo millones de Potterheads que leímos el artículo de El Profeta acudimos al nacimiento de un nivel temporal nuevo: el simultáneo. No sabemos cuándo se escribió pero nosotros, el martes pasado, leímos el periódico del día: los muggles leímos el mismo artículo que leyeron las brujas y los magos de la comunidad mágica: ése día la ficción y la realidad se empalmaron.
No sé si Jo lo hizo por ganar dinero o por recuperar popularidad, ni siquiera me prestaré a las polémicas sobre la calidad literaria de la saga mágica (ello es otro tema) sólo quiero hacer notar el momento histórico al que fuimos convocados, sin duda no el último pero sí el primero en el que los lectores podemos asumir, sin tener que entrar en controversias temporales, que no es ficción, que es un conjunto de hechos que en realidad sucede, que los personajes con los que crecimos crecen con nosotros, que están vivos aquí y ahora.

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